Calificación energética
La certificación energética de edificios es un requisito legal que a partir de ahora tendrán que cumplir todos los edificios nuevos, y que dentro de dos años también afectará a los edificios existentes.
Casi el 30 % del consumo de energía primaria es debido a los edificios, y por ello las normativas europeas han intentado incidir sobre el consumo energético de las construcciones, en este caso creando una herramienta similar a la ya empleada en el caso de los electrodomésticos.
El decreto obliga a clasificar las nuevas construcciones con una etiqueta que informe a los compradores del grado de eficiencia del edificio.
Cada edificio dispondrá de una etiqueta con su calificación energética en la que se incluya su consumo estimado de energía y las emisiones de CO2 asociadas.
La clasificación va de la A a la G, siendo la A la clasficación más alta que correspondería a los edificios más eficientes y la G la más baja los edificios menos eficientes.
La certificación energética de los edificios es un paso más a seguir no solo con el cumplimiento del CTE sino, en la mejora del edificio.
Se puede mejorar la eficiencia energética de un edificio simplemente cambiando el tipo de carpintería de forma que se podría pasar de una calificación D o E a una B simplemente sustituyendo una carpintería de calidad media (aunque esta cumpla con el CTE) por una carpintería de PVC KÖMMERLING con óptimos niveles de aislamiento térmico.
También se puede mejorar esta eficiencia incorporando sistemas adicionales a la vivienda como un sistema de Agua caliente sanitaria, un sistema de calefacción eficiente, e incluso un sistema de climatización.
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